Tras el parón del verano, retomamos los buenos hábitos. Por aquí el verano ha sido de lo más entretenido. Entre Bagheera que nos tuvo una camada de gatitos, luego pasó por quirófano para esterilizarla, la marcha de los gatitos a sus casas y luego, la decisión de quedarnos con uno de ellos para ampliar la familia, hemos tenido un verano para no aburrirnos.
Lily es nuestro nuevo integrante. Una gatita de lo más espabilada y divertida. Muchas veces hasta decimos que está un poco loca. Anda siempre detrás de las demás gatas dando saltos intentando que le hagan caso para jugar pero las gatas, las más viejas, como que no están muy por la labor y la única que termina haciendo caso a Lily es su mamá.
Con 2 meses está hecha una gran cazadora, apunta maneras y por ahora, todos los posibles saltamontes que vivían tranquilamente en el jardín, han pasado por sus garras. Es todo nervio y actividad.
Será una gata grande de tamaño, sus grandes manazas lo delata. De pelo largo, y por día, se le va aclarando más el pelaje.
Las gatas han vivido, o están viviendo, su época más libre. Cuando llegan los meses de buen tiempo, al estar ventanas y puertas abiertas, tienen la libertad de entrar y salir a su antojo. Eso sí, saben perfectamente que al silbido de mi mujer, todas deben de aperecer para hacer el recuento. Y pobre de la que no llegue que le cae una buena bronca.
Por el lado de las perras, nuestras dos Beagle siguen siendo las que mejores momentos nos hacen pasar con situaciones súper divertidas. En Nala, nuestro pastor belga, estamos viendo inicios de síntomas ya de vejez y eso nos está encogiendo un poco el corazón. Hemos cambiado su pienso a un pienso más acorde a su edad y hemos pasado a llevarla al veterinario dos veces al año para que las revisiones sean más seguidas.
Arrancamos septiembre y arrancamos llenos de ternura, la ternura, amor incondicional y buenos momentos que nos hacen tener nuestros animales.
